27 de octubre de 2003

Anécdotas del homo consumens

Bueno, amigos, tras la apasionante noche electoral vivida ayer en Madrí (¡que tensión! ¡qué nervios! ¡casi ganan los rojos que van a destruir Epaña!), hoy quiero dejaros un testimonio real que he encontrado en una página sobre opiniones de los consumidores sobre artículos de consumo.

Se trata de una madre preocupada por las patatillas que come su adorable hijita. Os repito, aunque no me creáis, que es real, aunque oculto mi fuente, así como la marca del aperitivo, ya que tanto una como la otra no me van a dar ni un céntimo por hacerles publicidad, y no estoy yo a estas alturas de mes para regalarles nada a los que todo lo tienen.

Bueno, os dejo con ello, las negritas son mías pero he respetado las faltas sintácticas y ortográficas de la autora del comentario (no se pueden pedir peras al olmo...):


"No entiendo la manía de algunos comerciantes de crear alimentos que son sucedaneos de otros. Estas patatillas, que un dia trajo mi hija a casa, son como patatillas hechas con molde. Todas tienen la misma forma exactamente igual, lo que me hace pensar tanto por lo que dice el envase como por la forma que estarán prefabricadas con algun sucedaneo de la patata.
No me da la impresión que puedean ser tan sanas como las de otras marcas, puesto que parece ser que estan hechas sin cortar las patatas a rodajas. De sabor, yo las probé y dejan mucho que desear comparadas a otras patatillas"

Escalofriante testimonio, amigos. Espero que después de leerlo, a nadie le quepan dudas de por qué una disminuida psíquica, millonaria y receptora de tres sueldos del Estado, gobernará la Comunidá de Madrí los próximos tres años y medio.

Hale, a comer patatillas, pero no cualquier patatilla: sólo aquellas que, por su corte y envase, parecen mas sanas.