18 de febrero de 2004

Cocineros antes que frailes

Andan los monseñores y demás mandamases clericales revueltos con la sentencia que reconoce la paternidad de una niña a la compañera sentimental de su madre. O sea, a una pareja de lesbianas.

Últimamente utilizan mucho la boca los curas, aparte de para llenar la endolga a costa de Dios S.A., y opinan de todo lo que les viene en gana, de la supuesta "amenaza homosexual" en la sociedad moderna, de la enseñanza de sus doctrinas medievales por decreto en las escuelas públicas y, ahora, de los derechos de los niños.

En su derecho están a opinar. Lo que no me parece tan bien es que una serie de personas (supuestamente) célibes nos den clase de sexualidad ni que estos mismos, que renuncian a la familia, nos den clase de lo que debe ser y no una familia.

Pero lo que ya me parece el colmo es que estos parásitos hablen de los derechos del niño. Claro, ellos saben mucho de niños, tanto que hasta se los follan.

En Estados Unidos la Iglesia Católica S.A. ha empezado a vender posesiones para afrontar las millonarias indemnizaciones de sentencias que condenan a sacerdotes por abusos sexuales a menores. Hay contabilizadas más de 11.000 denuncias de este tipo en ese país.

Estos son los que nos quieren enseñar el amor, la familia y los derechos de los niños. Pero qué vamos a esperar de una secta en la que su vetusto lider se queja de los precios de los medicamentos contra el sida al tiempo que rechaza los condones para frenar el sida en África. Simplemente me repugnan.