20 de agosto de 2004

Tiempos difíciles

Hace ya unas semanas apareció un cartel en el panel común de la zona de descanso de mi centro de trabajo. Era un llamamiento para recoger firmas en pro de obligar al gobierno a invertir dinero en la investigación de una enfermedad extraña y desconocida que, según se explicaba en el cartel, padecían un centenar de personas en el mundo y apenas una docena en España. Cerca del cartel habían situado unas hojas, sujetas todas ella con una chincheta, para que la gente pusiera su nombre, su firma y su número de documento de indentidad.
Al principio nadie respondió favorablemente al aquel llamado de solidaridad, nadie estampó su firma y sus datos personales. Así pasaron un par de semanas hasta que alguien, un buen día, lo hizo. Poco tiempo después comprobamos que la cantidad de firmas recogidas crecía exponecialmente a cada café que nos tomábamos en la zona de descanso.

Esta mañana he pensado en apoyar también con mi firma esta iniciativa para tratar de hallar una cura para las personas que padecen esa horrible y extraña enfermedad degenerativa. Con mi café en la mano me he vuelto a acercar a las hojas (ya manoseadas) clavadas con la chicheta en el panel de corcho. Para mi sorpresa me he encontrado con la siguiente frase, en letras mayúsculas, que alguien ¿anónimo? ha escrito:

No estaría de más que nos ofreciérais algunos de vuestros datos (Dirección, forma de contacto, número de registro de asociaciones) ya que nos pedís los nuestros. Corren tiempos difíciles.