18 de mayo de 2005

La señora F.

Honorable senectud, que vuelas en los últimos instantes a la infancia perdida.
Frase apócrifa atribuida a Herisósteles el Joven.


Mi vecina la señora F. es una octogenaria que a punto ha estado en dos ocasiones de incendiar por descuido su piso, y por ende el mío, que linda pared con pared.
Pero no por ello la guardo rencor, es más, tengo hacia ella un cariño especial. Es menuda, bajita y asustadiza, lleva unas gafas enormes de pasta y, a tenor de los humos que se cuelan en mi salón a la hora de comer, consume grande cantidades de carne, en especial carnes rojas y de volátiles.
A la señora F. le ha regalado su sobrina un pajarito y ya no se siente tan sola, eso nos dice cada vez que le preguntamos por él (en realidad, ella, es un periquito hembra de precioso plumaje azul celeste y amarillo) y se le ilumina la mirada, se sonríe y nos cuenta alguna anécdota que ilustra la inteligencia del ave. Yo me alegro de que la periquita (cuyo nombre no recuerdo) y la señora F. se hayan encontrado. Sin duda el ave debe ser un animal fascinante, al menos tanto como mi vecina.

1 Comments:

Blogger H. apunta

Chispita, chispita... "ella es femenina, por eso se llama chispita."
El mejor comentario de la señora F. fue: "Una persona especializada y con mucha paciencia la podría educar para que hablara..."
Impactante, impactante.

11:30  

Publicar un comentario

<< Home