28 de septiembre de 2003

Viaje a Extremadura II: Los romanos

Restos de un templo de Augustóbriga, S. II. Bohonal de Ibor. Cacéres.

Al bueno de José Hierro que no le gustaban los destinos exóticos para sus viajes: "Sólo me siento cómodo allí donde han estado los romanos", decía.

Yo quizá no sea tan riguroso, pero en cierto modo le entiendo. Del sur de Inglaterra a los Balcanes, de la Renania alemana a las costas de Libia, si uno ve una de esas imponentes ruinas a miles kilómetros de su lugar de origen es como si se sintiera un poco en casa.

Dentro de la Península Ibérica, Extremadura concentra buena parte de los restos mejor conservados de la civilización romana. Camino de Guadalupe, entrando en la comarca de Los Ibores, encontramos por azar uno de ellos. En medio del campo, junto a un embalse, estas columnas se erigen aún orgullosas como flechas hacia el cielo, como para recordar, casi dos mil años después de su creación, que allí hubo una ciudad habitada por gentes como nosotros.