Lecciones de democracia de baja intensidad (III)
He esperado a propósito un par de días para ofreceros la tercera entrega de este manual sobre ciencia democrática que me traigo entre manos. La razón ha sido esperar las reacciones al atentado suicida en Nasiriya (Iraq) que se ha llevado por delante, además de a los perpetradores, a un número considerable de soldados italianos e iraquíes, para analizarlas y seguir profundizando en este apasionante mundo de la Democracia.
Todo va según lo esperado. Se equivocan de pleno quienes piensan que el Imperio y sus comparsas se están encontrando con algo terriblemente inesperado, que Iraq va a ser algo así como un nuevo Vietnam. La línea maestra que han trazado las cabezas pensantes de las macroempresas transnacionales es cada vez más clara y pública: extrapolar un conflicto regional (el palestino-israelí, que no por regional es menos grave y doloroso) a una escala intercontinental, creando un clima inestable que permita llevar a cabo determinadas políticas en Europa que en otras circunstancias resultarían impopulares y que generarían un rechazo tajante y claro.
La oposición parlamentaria italiana exigía a su presidente Napaloni el regreso inmediato de los carabinieri, pero el atentado de hace un par de días ha hecho que el gobierno se reafirme aún más en su postura y poco faltará si no envían más contingente a Iraq con la excusa de la seguridad, a ver si con un poco de suerte salen volando otras docenas de soldados por los aires y termina por germinar en el corazón de los italianos el deseo de venganza. Algo así como el clima que debe respirarse entre palestinos e israelíes.
En nuestra casa, el presidente de Epaña, Adenoid Hynckel, de quien conocíamos su bajeza física pero no la moral, dijo hace un tiempo que la oposición se alegraría de que hubiera bajas entre las tropas españolas allí destacadas por orden de Washington. Yo sinceramente pienso que por cada soldado muerto, norteamericano, inglés o italiano, son los directivos de las macroempresas transnacionales los que se frotan las manos.
Los terroristas de un lado y de otro se necesitan. La economía norteamericana se ha reactivado sorprendentemente en los últimos meses. Mientras tanto, la ya maniatada ciudadanía cada día está más atemorizada. O sea, que todo va bien o muy bien e irá mejor.
Por último, ofreceros las preguntas que todo buen demócrata epañol NUNCA deberá hacerse si sucede una desgracia como la de Nasiriya:
- ¿Por qué hay tropas del ejército epañol destacadas en países como Afganistán o Iraq?
- ¿Cuáles son los interes de los ciudadanos epañoles que se están defendiendo?
- ¿Por qué los contribuyentes epañoles sufragan con los impuestos que pagan una participación militar en la tutela y colonización económica de un país?
- ¿Por qué se nos dice que los militares de varias naciones están allí en misión humanitaria mientras las O.N.G.'s, incluida la Cruz Roja, han tenido que poner los pies en polvorosa? ¿Qué mundo es éste en las que las organizaciones humanitarias no pueden desarrollar su labor, arrogándose ésta unas fuerzas militares?
- ¿Por qué los portavoces de los Señores del Dinero nos dicen un día que el mundo ahora es más seguro, gracias a su política bélica, y al día siguiente nos dicen que "seguimos en guerra"? ¿Estamos o no en guerra? ¿Quienes estamos? ¿Contra quién?
Ya sabéis amiguitos, borrad de vuestro ánimo cualquier tentativa de realizaros a vosotros mismos alguna de estas preguntas.
Esto es trabajar verdaderamente por la democracia y la paz, y lo demás es tontería.
Todo va según lo esperado. Se equivocan de pleno quienes piensan que el Imperio y sus comparsas se están encontrando con algo terriblemente inesperado, que Iraq va a ser algo así como un nuevo Vietnam. La línea maestra que han trazado las cabezas pensantes de las macroempresas transnacionales es cada vez más clara y pública: extrapolar un conflicto regional (el palestino-israelí, que no por regional es menos grave y doloroso) a una escala intercontinental, creando un clima inestable que permita llevar a cabo determinadas políticas en Europa que en otras circunstancias resultarían impopulares y que generarían un rechazo tajante y claro.
La oposición parlamentaria italiana exigía a su presidente Napaloni el regreso inmediato de los carabinieri, pero el atentado de hace un par de días ha hecho que el gobierno se reafirme aún más en su postura y poco faltará si no envían más contingente a Iraq con la excusa de la seguridad, a ver si con un poco de suerte salen volando otras docenas de soldados por los aires y termina por germinar en el corazón de los italianos el deseo de venganza. Algo así como el clima que debe respirarse entre palestinos e israelíes.
En nuestra casa, el presidente de Epaña, Adenoid Hynckel, de quien conocíamos su bajeza física pero no la moral, dijo hace un tiempo que la oposición se alegraría de que hubiera bajas entre las tropas españolas allí destacadas por orden de Washington. Yo sinceramente pienso que por cada soldado muerto, norteamericano, inglés o italiano, son los directivos de las macroempresas transnacionales los que se frotan las manos.
Los terroristas de un lado y de otro se necesitan. La economía norteamericana se ha reactivado sorprendentemente en los últimos meses. Mientras tanto, la ya maniatada ciudadanía cada día está más atemorizada. O sea, que todo va bien o muy bien e irá mejor.
Por último, ofreceros las preguntas que todo buen demócrata epañol NUNCA deberá hacerse si sucede una desgracia como la de Nasiriya:
- ¿Por qué hay tropas del ejército epañol destacadas en países como Afganistán o Iraq?
- ¿Cuáles son los interes de los ciudadanos epañoles que se están defendiendo?
- ¿Por qué los contribuyentes epañoles sufragan con los impuestos que pagan una participación militar en la tutela y colonización económica de un país?
- ¿Por qué se nos dice que los militares de varias naciones están allí en misión humanitaria mientras las O.N.G.'s, incluida la Cruz Roja, han tenido que poner los pies en polvorosa? ¿Qué mundo es éste en las que las organizaciones humanitarias no pueden desarrollar su labor, arrogándose ésta unas fuerzas militares?
- ¿Por qué los portavoces de los Señores del Dinero nos dicen un día que el mundo ahora es más seguro, gracias a su política bélica, y al día siguiente nos dicen que "seguimos en guerra"? ¿Estamos o no en guerra? ¿Quienes estamos? ¿Contra quién?
Ya sabéis amiguitos, borrad de vuestro ánimo cualquier tentativa de realizaros a vosotros mismos alguna de estas preguntas.
Esto es trabajar verdaderamente por la democracia y la paz, y lo demás es tontería.
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