La felicidad

¿Le resulta más fácil ser feliz a un conformista o a un ambicioso? Puede parecer que los seguidores de la estoica doctrina del "Podría ser peor" parten con ventaja clara: "Tengo un empleo precario, temporal y mal pagado, un cónyuge con el que no me comunico desde hace tiempo y hoy me ha llegado una cuantiosa multa por aparcar mal mi coche de segunda mano en una ciudad donde sólo se puede aparcar mal o pagar un párking. Pero me da igual, yo soy feliz."
Pero... ¿Quién nos dice que las personas con poca capacidad de frustración, con bajo índice de conformismo, no son las que alcanzan la verdadera felicidad? "Tras décadas de padecimientos, esfuerzos e ingratitud, al fin tengo dos casas, dos coches, dos perros, dos ordenadores, dos planes de jubilación, cónyuge y amante. Ahora sí puedo decir que soy feliz."
Como la mayoría de los misterios de la vida, nadie sabe, todo depende... quizás, quizás, quizás (léase a compás de bolero).
Mi opinión es que en una sociedad tan pragmática como la nuestra, tan preocupada por los bienes materiales y por la imagen, creo que la felicidad consiste básicamente en salir en las fotos con cara de felicidad. Que lo seamos o no en realidad es otro cantar que a nadie le interesa.
Sonrían, por favor.
(La foto de los tres mancebos sonrientes la envía Ufo)
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