Más listos que los listos
Decía mi abuelo que en esta vida hay que ser más listos que los listos. Supongo que en la política, que forma parte de la vida, también.
Resulta que un señor con cara de bonachón y apellido altisonante, miembro destacado del gobierno catalán, se reune con los jefes de una banda de asesinos para no se sabe bien qué. Sin poner en duda que obrara de buena voluntad, lo que en suma ha conseguido es sepultar su carrera política, poner en peligro a su gobierno y, sobre todo, lograr que la extrema derecha disfrazada de centro alcance de nuevo la mayoría absoluta sin mayores complicaciones.
El movimiento de Carod Rovira (¿de veras esperaba este pobre hombre que los que hacen de la muerte y el miedo su negocio le anunciaran una tregua por su cara bonita?) es torpe, digno de alguien cuya ingenuidad tiene tan pocos límites como su estupidez y falta de miras. Y un estúpido en política es algo muy peligroso, como comprobaremos nosotros mismos.
En el otro lado, los listos, los que gobiernan y gobernarán por muchos años el estado simplemente porque son más listos, se ríen a carcajadas y se frotan las manos mientras disfrazan su alegría de indignación seria y calculada.
Los listos conocieron la entrevista del conseller con los etarras quizá desde antes (¿de veras pensaba este pobre hombre que las fuerzas policiales no estarían al tanto de su cita?), y prefierieron guardar la información sobre el encuentro antes que detener a la cúpula terrorista. Después, se elige el momento adecuado (visita oficial del presidente del parlamento catalán al gobierno vasco, acto oficial de la Fundación Víctimas del Terrorismo en Madrid) para filtrar la información a alguno de los lacayunos medios de "información". Y de paso dejar en un segundísimo plano el caso del alcalde pederasta.
La extrema derecha solo tiene que esperar a esa pantomima que llaman elecciones para continuar con sus negocios dentro y fuera de nuestras fronteras porque son infinitamente más listos que la cuadrilla de "vedettes" que tienen como adversarios políticos. Y, como listos que son, ya se dieron cuenta desde hace mucho tiempo de que la manipulación de la información es el pilar fundamental de cualquier oligarquía.
Si Carod Rovira deja definitivamente la política y consagra su esfuerzo a una ONG pacifista, le prometo mi total apoyo para su candidatura al Premio Nobel de la Paz.
Resulta que un señor con cara de bonachón y apellido altisonante, miembro destacado del gobierno catalán, se reune con los jefes de una banda de asesinos para no se sabe bien qué. Sin poner en duda que obrara de buena voluntad, lo que en suma ha conseguido es sepultar su carrera política, poner en peligro a su gobierno y, sobre todo, lograr que la extrema derecha disfrazada de centro alcance de nuevo la mayoría absoluta sin mayores complicaciones.
El movimiento de Carod Rovira (¿de veras esperaba este pobre hombre que los que hacen de la muerte y el miedo su negocio le anunciaran una tregua por su cara bonita?) es torpe, digno de alguien cuya ingenuidad tiene tan pocos límites como su estupidez y falta de miras. Y un estúpido en política es algo muy peligroso, como comprobaremos nosotros mismos.
En el otro lado, los listos, los que gobiernan y gobernarán por muchos años el estado simplemente porque son más listos, se ríen a carcajadas y se frotan las manos mientras disfrazan su alegría de indignación seria y calculada.
Los listos conocieron la entrevista del conseller con los etarras quizá desde antes (¿de veras pensaba este pobre hombre que las fuerzas policiales no estarían al tanto de su cita?), y prefierieron guardar la información sobre el encuentro antes que detener a la cúpula terrorista. Después, se elige el momento adecuado (visita oficial del presidente del parlamento catalán al gobierno vasco, acto oficial de la Fundación Víctimas del Terrorismo en Madrid) para filtrar la información a alguno de los lacayunos medios de "información". Y de paso dejar en un segundísimo plano el caso del alcalde pederasta.
La extrema derecha solo tiene que esperar a esa pantomima que llaman elecciones para continuar con sus negocios dentro y fuera de nuestras fronteras porque son infinitamente más listos que la cuadrilla de "vedettes" que tienen como adversarios políticos. Y, como listos que son, ya se dieron cuenta desde hace mucho tiempo de que la manipulación de la información es el pilar fundamental de cualquier oligarquía.
Si Carod Rovira deja definitivamente la política y consagra su esfuerzo a una ONG pacifista, le prometo mi total apoyo para su candidatura al Premio Nobel de la Paz.
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