La bajada de impuestos explicada a los niños
Un grupo de amigos decide hacer un fondo común mensual para costearse las copitas del fin de semana. Se establece que un 1% del sueldo de cada uno de ellos se destinará a ese fondo.
Mario gana 3.000 € al mes, por lo que ha de aportar 30€. En cambio a Moncho, que gana 1000€, le corresponde aportar 10€ mensuales. Hasta aquí todo bien, justo. El fondo da para unas cuantas rondas de copas e incluso para los taxis de vuelta.
Pero, oh, pasado un tiempo alguien propone reducir la aportación a la mitad, es decir, a un 0,5% del salario de cada uno de los miembros del grupo. La proposición se convierte en decisión ya que Mario pasa de contribuir con 30€ a 15€, con lo cual está contento, y Moncho, que aportará a partir de ahora 5€ en vez de los 10€ anteriores, está más contento aún porque piensa que su exiguo poder adquisitivo es ahora un poco menos exiguo.
Sin embargo, el resultado inmediato es que el fondo apenas llega ahora para cubrir los gastos de la primera ronda. Si se quiere tomar otra ronda o volver a casa en taxi como antes, cada uno de los amigos ha de aportar 15€ por igual.
Resultado: Mario sigue pagando lo mismo (30€) que antes de la reducción de la cuota, por lo que su saneado poder adquisitivo queda intacto, mientras que Moncho antes pagaba 10€ y ahora paga el doble, 20€, con lo que su modesto poder adquisitivo se resiente de manera considerable.
Moraleja: Cuando oigas hablar de bajada de impuestos, antes de alegrarte pregúntate si ganas 3.000 ó 1.000 €.
(Condensado de un artículo de Xurxo Melchor)
Reflexión personal: Lo más triste del asunto es que en realidad no estamos hablando de copas de fin de semana ni de taxis de vuelta a casa, si no del sistema sanitario, del transporte, de la prestación por desempleo, de las carreteras, de la educación pública, etc. Recurriendo a Nietzsche, creo que lo peor que le puede pasar a un esclavo no es ser esclavo, sino tener moral de esclavo.
Mario gana 3.000 € al mes, por lo que ha de aportar 30€. En cambio a Moncho, que gana 1000€, le corresponde aportar 10€ mensuales. Hasta aquí todo bien, justo. El fondo da para unas cuantas rondas de copas e incluso para los taxis de vuelta.
Pero, oh, pasado un tiempo alguien propone reducir la aportación a la mitad, es decir, a un 0,5% del salario de cada uno de los miembros del grupo. La proposición se convierte en decisión ya que Mario pasa de contribuir con 30€ a 15€, con lo cual está contento, y Moncho, que aportará a partir de ahora 5€ en vez de los 10€ anteriores, está más contento aún porque piensa que su exiguo poder adquisitivo es ahora un poco menos exiguo.
Sin embargo, el resultado inmediato es que el fondo apenas llega ahora para cubrir los gastos de la primera ronda. Si se quiere tomar otra ronda o volver a casa en taxi como antes, cada uno de los amigos ha de aportar 15€ por igual.
Resultado: Mario sigue pagando lo mismo (30€) que antes de la reducción de la cuota, por lo que su saneado poder adquisitivo queda intacto, mientras que Moncho antes pagaba 10€ y ahora paga el doble, 20€, con lo que su modesto poder adquisitivo se resiente de manera considerable.
Moraleja: Cuando oigas hablar de bajada de impuestos, antes de alegrarte pregúntate si ganas 3.000 ó 1.000 €.
(Condensado de un artículo de Xurxo Melchor)
Reflexión personal: Lo más triste del asunto es que en realidad no estamos hablando de copas de fin de semana ni de taxis de vuelta a casa, si no del sistema sanitario, del transporte, de la prestación por desempleo, de las carreteras, de la educación pública, etc. Recurriendo a Nietzsche, creo que lo peor que le puede pasar a un esclavo no es ser esclavo, sino tener moral de esclavo.
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