24 de mayo de 2004

Fui yo

Ring, ring.
-Mundo Celestial, ¿qué desea?
-Hola, buenas, quería hablar con Dios.
-Sí, espere un momento, por favor.
Durante unos segundos suena el Orinoco flows de Enya.
-¿Oiga? ¿Qué es lo que quería?
-Hola Dios. A ver, mire, es por si puede hacernos un favor a un pueblo oprimido. No tenemos ni las narices ni las cuentas corrientes tan grandes como los hebreos, pero lo nuestro hemos pasado y pasamos con nuestros gobernantes, ya sabe, el poder temporal del que hablaba San Agustín...
-Ya, ya, bueno, ¿de qué se trata?
-Pues mire usté, a ver si pudiera ser que el día 22 cayera el diluvio sobre un poblacho del centro de la Península Ibérica.
-Un diluvio no va poder ser, que del último quedé un poco escaldado. Una tormentilla primaveral, si acaso. ¿Pero para qué es? ¿Una venganza?
-Sí, bueno, más bien por joder.
-Uy, pero cómo... ¿Pero tú no sabes que yo soy el Amor Infinito?
-Ande, ande, eso será en el Nuevo Testamento, porque en el Antiguo, no vea si se pasaba usté con la peña... Además, no le estoy pidiendo que cazas estadounidenses hagan un par de pasadas de las suyas, solamente que caiga algo de agua.
-No sé, no sé... ya veré lo que puedo hacer, pero no le prometo nada...
-Dios, una pregunta... ¿Aznar va a ir al Cielo?
-Sí, claro, vaya pregunta... a la derecha de Mí que lo tendré.
-¿Y el cardenal Rouco Varela también?
-Coño, claro, si no de qué...
-Pues mire, se los envio a los dos para allá con un par de putillas y unas botellitas de bourbon, ¿hace?
-Hace.
-Pues no hablemos más. Recuerdos a la familia.