24 de julio de 2004

Mi compañero de piso

Peluso tampoco lleva bien eso de los paparazzi
Durante unos días, comparto piso con un nuevo y peculiar inquilino. He de admitir que, pese a mi alma de eremita penitente, me ha venido muy bien este paréntesis en mi habitual soledad urbana, máxime cuando la compañía es de tan elevado intelecto y de tan prólija conversación.

¿Qué vemos? ¿Los especiales sobre la muerte de una zorrilla cocainómana o una película hollywoodiense de violencia gratuita e injustificada?, le pregunté ayer con el mando a distancia del televisor en la mano. Ante su gesto de desagrado, propuse: ¿O mejor te leo unos versos de Sor Juana Inés de la Cruz? Eso ya fue otra cosa.

Sus dueños piensan que es simplemente un gato, pero yo sé que no es así.