20 de julio de 2004

Sweeney, Nagasaki y la promesa de Kennedy

Hoy se celebra, especialmente en Estados Unidos, el 35 aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Pese a que hay quien aún mantiene que las archifamosas imágenes de la NASA son la mayor estafa de la Historia (en esta página dan detalles: www.moontruth.com), las pisadas de Armstrong dieron el triunfo a los norteamericanos en la denominada carrera espacial sobre los soviéticos, cumpliéndose la promesa que firmemente había realizado el presidente Kennedy a sus ciudadanos.

Mientras tanto, hoy se celebrarán también las exequias de otro héroe americano, Charles W. Sweeney, que fue el piloto del avión que arrojó la segunda bomba atómica sobre Japón, tres días después de que otro avión de cuyo nombre no quiero acordarme arrojara la primera sobre Hiroshima. Sweeney murió ayer de viejo en Massachusetts, a diferencia de su compañero en la misión que asoló Nagasaki, Paul Bregman, que se suicidó en 1985 tras una prolongada depresión.

¿Cuáles habrán sido los últimos pensamientos de Sweeney? ¿Habrá habido, en el umbral postrero de su vida, algún recuerdo para las 70.000 personas que murieron en Nagasaki? ¿Alguno, quizá, para sus superiores, para el presidente? Obviamente no lo averiguaremos nunca, como tampoco sabremos, si acaso hubiera vida después de la vida, qué cara se le habrá puesto cuando al final del túnel, tras la luz, se haya encontrado con los 70.000 muertos de Nagasaki.

Muere el piloto que lanzó la bomba atómica sobre Nagasaki
Hace 35 años el hombre pisó la Luna, pero ahora dicen que fue un montaje de Estados Unidos