10 de agosto de 2006

Cumplir órdenes

"La guerra no es la excusa, la Fuerza Aérea no es la excusa, las órdenes no son excusas. Cada asesinato te perseguirá hasta tu muerte; todas las noches te despertarás gritando y volverás a matar a cada uno, otra vez, y otra vez más (...)
No hice preguntas, al igual que tú no las haces. Me dije que, si estábamos en guerra, el presidente era quien conocía todos los datos, tomaba las decisiones y era responsable. Sólo al despegar se me ocurrió que el presidente no puede ser responsable por la bomba arrojada porque el presidente no sabe pilotar aviones (...)
Sin mí, es sólo un inofensivo tonto sentado en Washington y el mundo se las compondría, de algún modo, para seguir adelante sin su guerra nuclear. ¡Pero ese tonto me tenía a mí, Richard! Como él no sabía matar a un millón de personas, yo lo hice por él. Su arma no era la bomba: su arma era yo. En aquel entonces no llegué a comprenderlo: en todo el mundo sólo somos un puñado los que sabemos cómo hacerlo, y sin nosotros no podría haber guerra."



(Las negritas son del editor de este blog)